Recuerde el año pasado: en nuestra convocatoria de proyectos 2023, una iniciativa en particular llamó nuestra atención: «¡Trabajemos juntos para cambiar la vida cotidiana de 2000 personas!» . Encabezada por Loïc Maucourt, empleado de Davidson, el objetivo era transformar la vida de 2000 personas en Senegal. Con su energía, sus conocimientos y su determinación, la asociación La Marche à Suivre ha demostrado que la solidaridad puede marcar una verdadera diferencia. Apoyada por todo el equipo de la asociación, esta acción demuestra que, a miles de kilómetros de distancia, nuestros esfuerzos pueden tener un impacto tangible en las personas necesitadas.
Una escuela para construir el futuro
El acceso a la educación es un pilar esencial del desarrollo. En Kothiane, un pueblo cercano a Dakar, las condiciones de aprendizaje habían sido hasta entonces muy difíciles. Gracias a La Marche à Suivre y al apoyo de Davidson, se ha podido abrir una escuela en el pueblo.
Inaugurada el pasado mes de octubre, este centro representa mucho más que un edificio: simboliza la esperanza y el futuro. Moderna, robusta y equipada con paneles solares, la escuela funciona de forma completamente autónoma, ofreciendo una solución esencial a las dificultades locales. En la actualidad, casi un centenar de niños estudian allí, disfrutando de aulas espaciosas, luminosas y totalmente equipadas. Cada sala funciona con paneles solares, que garantizan el funcionamiento de la iluminación y los ventiladores, al tiempo que producen energía respetuosa con el medio ambiente. También cuenta con dos aseos y una amplia zona recreativa con columpios e instalaciones deportivas como porterías de fútbol.
Una educación de calidad significa mucho más que aprender a leer y escribir. Significa proporcionar a los estudiantes las herramientas necesarias para comprender el mundo, forjarse un futuro y convertirse en protagonistas del cambio en sus comunidades. Cada alumno recibió un kit escolar, que incluía una mochila, un estuche y cuadernos: gestos sencillos que, en conjunto, marcan una gran diferencia.
Pero este proyecto va más allá: esta escuela de 130 m2, reconocida por el Estado senegalés y las autoridades locales, ofrece ahora a los niños unas condiciones de aprendizaje decentes, con un programa de estudios estructurado, reforzado por la próxima llegada de un profesor de francés.
El acceso a la escuela da a estos niños la oportunidad de soñar, pero sobre todo de actuar: de convertirse en profesores, médicos, agricultores o empresarios. En las aldeas africanas donde escasean las oportunidades, la educación es una clave esencial para romper el ciclo de la pobreza. No sólo ofrece una mejor calidad de vida a las familias, sino que también desempeña un papel crucial en el desarrollo de toda una región.
Energía solar, la clave para un futuro más luminoso
En Kothiane, la noche caía como una barrera insalvable, paralizando las actividades del pueblo. Sin alumbrado público, desplazarse resultaba arriesgado y las oportunidades de alargar el día eran inexistentes. Hoy en día, gracias a la instalación de diez farolas de 300 W alimentadas por energía solar, esta realidad es cosa del pasado.
Estas farolas, alimentadas por energía limpia y renovable, ofrecen una solución perfectamente adaptada al contexto local. Su autonomía, basada en la captación de energía solar durante el día y su liberación por la noche, garantiza un funcionamiento fiable e independiente de fuentes externas.
Ahora iluminan los callejones y las zonas comunes, transformando la vida cotidiana del pueblo. Su impacto es visible de inmediato: los residentes pueden continuar con sus actividades al anochecer, los niños disponen de una iluminación adecuada para estudiar y a la comunidad le resulta más fácil reunirse para intercambiar ideas o colaborar en proyectos. Mucho más que una simple comodidad, la energía solar está cambiando los hábitos, reforzando la seguridad y promoviendo la cohesión social.
Un recurso esencial para una renovación sostenible
El acceso al agua es un derecho fundamental, pero para millones de personas sigue siendo una lucha diaria. En Kothiane, la obtención de agua potable era un reto constante que obligaba a los residentes a recorrer largas distancias para conseguir un recurso valioso y difícil de conseguir. Gracias a la instalación de un pozo moderno, alimentado por paneles solares y equipado con un depósito de 6000 litros, La Marche à Suivre ha cambiado radicalmente la situación.
Esta perforación, que no sólo es sostenible sino también segura, extrae directamente el agua del manto freático, eliminando el riesgo de contaminación. Garantiza el acceso constante al agua potable para beber, cocinar, cultivar y regar los cultivos, un recurso vital en una aldea donde cada gota cuenta. Este proyecto ofrece una solución a largo plazo que permitirá a la población local salir de la pobreza relacionada con el agua, un grave problema en muchas partes del mundo.
El agua, a menudo descrita como el oro azul, está ahora al alcance de toda la comunidad. Para las mujeres, tradicionalmente encargadas de recoger el agua, esto supone un ahorro de tiempo considerable. Liberadas de esta tarea, ahora pueden invertir su energía en otras actividades, ya sea desarrollando proyectos económicos o reforzando los lazos sociales dentro de la aldea. Esta nueva autonomía está creando una nueva dinámica, en la que las mujeres contribuyen activamente al tejido económico y social de su comunidad.
Cada gota de agua extraída de este pozo representa mucho más que una simple necesidad cubierta: es una victoria contra la desigualdad, un símbolo de justicia social y un paso hacia un futuro más justo. Este proyecto encarna no sólo el poder de la solidaridad, sino también la importancia de la innovación al servicio de la dignidad humana. Demuestra que, con los recursos adecuados, el agua puede convertirse realmente en un catalizador del cambio, ofreciendo a toda una comunidad la oportunidad de reconstruir sobre bases sólidas, mirar al futuro con optimismo y vivir en condiciones más saludables.
Un paso hacia un futuro más justo y solidario
Este proyecto, dirigido por Loïc Maucourt y la asociación La Marche à Suivre, ha demostrado que es posible idear soluciones innovadoras adaptadas a las realidades locales. Dichas soluciones no sólo satisfacen las necesidades inmediatas, sino que también fortalecen la capacidad de recuperación de las comunidades.
Al proporcionar educación de calidad, agua potable y energía limpia, se está construyendo mucho más que infraestructuras. También se construyen oportunidades, talentos y, sobre todo, la posibilidad para cada residente de aspirar a un futuro mejor. Este proyecto permitirá a la comunidad desarrollarse, mejorar su calidad de vida y construir un futuro prometedor.
Estamos orgullosos de haber contribuido a este logro y de haber desempeñado un papel en la consecución de este cambio. Más allá de la infraestructura y la tecnología, este proyecto nos recuerda la importancia de la solidaridad para generar cambios sistémicos. Al reducir las desigualdades, proporcionar los recursos esenciales y redefinir las condiciones de vida, sitúa la autonomía en el centro del desarrollo. Cada gota de agua, cada rayo de luz y cada niño que entra en una clase representan una victoria para el pueblo y un paso hacia un mundo más justo.
La Marche à Suivre ha demostrado que es posible soñar a lo grande y actuar localmente para lograr un impacto global. Este proyecto trasciende las fronteras geográficas y sociales, demostrando que la solidaridad, lejos de ser una simple respuesta a la pobreza, puede convertirse en un verdadero motor de cambio sostenible, aportando dignidad, progreso y crecimiento compartido. Abriendo la puerta a un futuro en el que cada comunidad disponga de los medios necesarios para desarrollarse de forma autónoma, responsable y sostenible, también construye lazos fuertes y cultiva la esperanza en un mundo mejor.
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